La tensión arterial suele ser gestionada por el médico de cabecera, pero cardiólogos, nefrólogos e internistas también pueden tratarla.
La tensión arterial alta daña el corazón y supone un factor de riesgo cardiovascular, por eso es habitual que se trate también desde el servicio de cardiología en muchas ocasiones.
Los nefrólogos también saben mucho del control de la tensión arterial ya que el riñón es el órgano que tiene más impacto en la regulación de la tensión arterial, por lo que algunos pacientes hipertensos se pueden beneficiar más de que los llegue un nefrólogo.
Además, en algunos hospitales hay unidades de hipertensión, que suelen depender del servicio de medicina interna.
Como resumen, para el diagnóstico el paciente debe ser evaluado por un cardiólogo para evaluar el riesgo para el corazón, pero el seguimiento lo pueden llevar tanto cardiología como nefrología, medicina interna o medicina de familia (médicos de cabecera).