Sí, el dolor puede aumentar la tensión arterial como un mecanismo de defensa del cuerpo contra algún tipo de amenaza.
El dolor crónico, que es molesto pero tolerable puede subir la tensión porque es una situación desagradable y al final las situaciones que nos generan estrés o ansiedad elevan la tensión.
Esto es así porque la ansiedad, miedo o estrés elevan las catecolaminas, que son unas moléculas (como la adrenalina) que actúan constriñendo las arterias y por lo tanto aumentando la tensión arterial.
El dolor es algo que en fondo es para protegernos avisando de que algo no va bien, por lo que el aumento de las catecolaminas es un mecanismo de supervivencia del cuerpo ante algún peligro. Por lo tanto, con el dolor se activan estos mecanismos para proteger al cuerpo y prepararlo ante un ataque, una huída o una necesidad de defenderse, aumentando para ello la tensión arterial.
La tensión se eleva con dolores soportables, sin embargo esta respuesta de la tensión arterial ante el dolor no siempre es así. Ante dolores intensos, extremos y agudos, el cuerpo puede responder produciendo un síncope vasovagal que es precisamente el efecto contrario a una subida de tension.
Cuando el dolor es demasiado grande, se puede producir un desmayo como consecuencia de una bajada brusca de la tensión.
En resumen, la tensión no actúa igual con todos los dolores y no es lo mismo darse un golpe y que te duela la rodilla un poco o romperse ocho huesos. Por lo tanto, los dolores soportables o crónicos pueden aumentar la tensión, pero los dolores a veces pueden ser tan tan grandes que el cuerpo "se proteja" del dolor bajando bruscamente la tensión produciendo un desmayo.