Efectos de la gripe y el resfriado en los ojos

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La gripe y el resfriado son infecciones provocadas por virus, lo que el cuerpo active sus mecanismos de defensa. Estas defensas provocan la inflamación de los tejidos y dilatación de los vasos sanguíneos, produciendo múltiples efectos en el cuerpo (incluidos los ojos).

Síntomas en los ojos de la gripe y el resfriado

La gripe y el resfriado producen varios síntomas en los ojos como ojos llorosos, dolor de ojos u ojos rojos.

Los principales síntomas del resfriado en los ojos son:

  • Sensación de calor en los ojos: Las defensas del cuerpo contra los virus provocan fiebre y la típica sensación de calor en los ojos.
  • Ojos llorosos o vidriosos: La inflamación como respuesta de defensa afecta también al tejido que hay dentro de la nariz (mucosa nasal), que se hace más grueso pudiendo llegar a obstruir parcialmente y de manera temporal el conducto lagrimal, por donde drenan las lágrimas. Esto puede provocar la sensación de ojos vidriosos o llorosos cuando estamos resfriados o con la gripe.
  • Conjuntivitis: Además de afectar de forma indirecta a través de la inflamación, el virus de la gripe, o cualquier otro virus, puede infectar directamente la superficie del ojo (la conjuntiva), produciendo conjuntivitis. La conjuntivitis puede ocurrir antes, durante o después de tener la gripe o el resfriado. En muchas ocasiones, se puede tener conjuntivitis vírica sin resfriado, cuando el virus solo afecta a los ojos.
  • Dolor de ojos al moverlos: la inflamación de los tejidos puede provocar dolor de cabeza y dolor de ojos. Particularmente, puede ocurrir que duelan los ojos al moverlos con la gripe debido a la inflamación de los músculos encargados de moverlos.
  • Ojos rojos.
  • Escozor en los ojos.
  • Legañas espesas: Las legañas espesas se deben a que la lágrima (normalmente transparente) se hace más densa con la gripe y el resfriado por un agregado de células inflamatorias, restos virales, células muertas, etc. Esta legaña puede hacer que al despertar se tenga la sensación de tener los ojos pegados.

¿Por qué lloran los ojos con la gripe?

El conducto lagrimal comunica la esquina interna de los párpados con la mucosa de la nariz, permitiendo que las lágrimas salgan del ojo por este conducto.

Cuando tenemos gripe, la mucosa de la nariz está más gruesa e inflamada, estrechando este conducto y haciendo más difícil que la lágrima salga del ojo, por lo que se produce la sensación de tener los ojos llorosos.

El motivo de los ojos vidriosos o llorosos con la gripe es la inflamación del conducto lagrimal. Esto ocurre con cualquier proceso inflamatorio o infeccioso de vías respiratorias altas, como la gripe.

¿Cómo curar los ojos llorosos y el dolor de ojos por gripe?

La gripe, al igual que la mayoría de procesos víricos, no tiene cura sino que simplemente hay que esperar a que el cuerpo destruya el virus. Lo único que se puede hacer es tratar los síntomas de la gripe para que el proceso gripal sea más llevadero.

Con las molestias en los ojos provocadas por la gripe ocurre lo mismo. Se pueden tratar los síntomas de la gripe en los ojos, pero no se corregirán completamente hasta que la gripe se pase por sí sola.

Las principales recomendaciones para calmar las molestias de la gripe en los ojos son:

  • Tomar calmantes o antiinflamatorios para bajar el dolor de ojos y de cabeza.
  • Tomar antipiréticos para ayudar a bajar la fiebre.
  • Usar suero fisiológico para limpiar las legañas de los ojos.
  • Usar suero fisiológico para desatascar los conductos de la nariz.
  • Lágrimas artificiales frias para hidratar los ojos y calmar las molestias.

Si las molestias se prolongan o asocian disminución de visión, legañas o dolor, se debe consultar a un oftalmólogo.

En caso de tener una conjuntivitis vírica, es probable que el oftalmólogo recomiende algún colirio antiinflamatorio (gotas para los ojos) y se asegurará de que no haya úlceras o heridas que necesiten tratamiento adicional.

Es especialmente recomendable consultar a un oftalmólogo si se presentan muchas legañas, dolor en los ojos persistente, visión borrosa o gran sensibilidad a la luz.