Después de un infarto se puede tomar café con normalidad, aunque sin azúcar y salvo contraindicación expresa por parte del cardiólogo.
La mayoría de las personas que ha sufrido un infarto no complicado pueden seguir tomando café, aunque se recomienda que sea menos de 3 tazas al día. Si embargo, en personas con predisposición a ciertas taquicardias, o en personas muy ansiosas, se suele desaconsejar.
El café contiene cafeína, que es una sustancia excitante que acelera un poco el corazón y sube un poco la tensión. A pesar de esto, no hay pruebas de que uno o dos cafés al día sean perjudiciales para la mayoría de las personas que han tenido un infarto.
Es importante no superar la dosis de 3 cafés diarios por precaución y, sobre todo, no echarle azúcar ya que de lo que sí que no hay duda es de que el azúcar es perjudicial para la salud cardiovascular, particularmente en personas que han sufrido un infarto.