¿La pericarditis es grave?
En la mayoría de casos, la pericarditis es una enfermedad poco grave que no suelen dejar secuelas, sin embargo, la pericarditis puede evolucionar hacia tres enfermedades muy graves:
- Miocarditis: En ocasiones la inflamación puede afectar al músculo cardíaco, provocando una miocarditis (o miopericarditis). El daño miocárdico normalmente se evalúa con una elevación de marcadores como la troponina. Se puede evidenciar una disfunción ventricular en el ecocardiograma y existe riesgo de shock, insuficiencia cardíaca, edema de pulmón y taquicardias ventriculares. Es necesario ingresar al paciente en un unidad de cuidados intensivos o unidad coronaria, ya que existe riesgo vital. Algunos casos necesitan respiración asistida y fármacos muy agresivos. En ocasiones es un útil en tratamiento con inmunoglobulinas. Alguna veces incluso se necesita acabar realizando un trasplante de corazón.
- Taponamiento cardíaco: El pericardio contiene líquido pericárdico que tiene función lubricante, la irritación de la pericarditis suele provocar que se produzca más líquido del habitual, lo que se llama derrame pericárdico. Si el derrame fuese de mucha cantidad (o si el aumento de líquido ocurre de forma brusca) puede dificultar el llenado del corazón, ya que lo comprime. Esta situación es muy grave y puede ser mortal. Para solucionarla es preciso realizar una pericardiocentesis, esto es pinchar con una aguja grande en el pecho hasta llegar al pericardio y extraer el líquido que sobra. Cuando se necesita extraer mucho líquido de forma continua hay que hacer una pequeña cirugía cardíaca llamada “ventana pericárdica”.
- Pericarditis constrictiva: Como secuela de pericarditis, normalmente en casos recurrentes o crónicas, se pueden generar cicatrices rígidas en el pericardio, llegando incluso a calcificarse. Esto produce una enfermedad crónica en la que la bolsa en la que flota el corazón pierde su elasticidad y se convierte en una estructura rígida, provocando insuficiencia cardíaca: sensación de ahogo, hinchazón de piernas y abdomen, cansancio, fatiga y debilidad. Esto es una situación rara y los tratamientos con pastillas suelen fallar, por lo que a veces se necesita hacer una cirugía cardíaca llamada pericardiectomía, en la que se retiran trozos de pericardio, para permitir al corazón continuar latiendo con normalidad.
Muerte por pericarditis
Como se ha indicado, en general la pericarditis no suele ser mortal ya que es normalmente una enfermedad benigna, que incluso en muchos casos se cura de forma natural o espontánea.
Sin embargo, los casos más graves de pericarditis (particularmente la miocarditis) puede llegar a causar la muerte si no se recibe el tratamiento necesario. En el caso concreto de la miocarditis, no es infrecuente que sea necesario el ingreso en unidades de cuidados intensivos y con ventilación mecánica.
En cualquier caso, una pericarditis pura sin complicaciones y correctamente tratada por un cardiólogo no suele revestir mayor gravedad. En todo caso es necesario solicitar asistencia médica cuando se produzcan los síntomas de la pericarditis.
Secuelas de la pericarditis
La pericarditis no suele dejar secuelas en la gran mayoría de los casos, sin embargo, algunas de las posibles consecuencias de la pericarditis son:
- Cronificación de la pericarditis: convirtiendo la enfermedad en crónica o recurrente. Esto requerirá control cardiológico.
- Aumento del riesgo cardiaco: los pacientes que han sido ingresados por pericarditis grave son más propensos a otras enfermedades cardiacas según algunos estudios.
En general, no hay secuelas relevantes de la pericarditis.