Sí, se puede trabajar con un stent en la mayoría de los casos.
La mayoría de las personas pueden retomar su trabajo con normalidad unos días después desde que se les pone el stent. Pero cada caso en concreto debe ser evaluado por el médico.
En general, el médico dará el alta a los 2 o 3 días de colocar el stent en el caso de trabajos de oficina. El tiempo de baja se podría ampliar a una semana aproximadamente para trabajos que requieran un cierto esfuerzo físico.
Es importante diferenciar aquellas situaciones en la que el stent se puso de forma urgente por un infarto de aquellas en las que se pone de forma programada por una angina, ya que el tiempo de recuperación del infarto es más largo, sobre todo si hay secuelas y quedó el corazón con poca fuerza.
Otro factor determinante para valorar si se debe trabajar o no con un stent es el tipo de trabajo. Los trabajos que requieran esfuerzo físico o que generen mucho estrés pueden necesitar más días de recuperación.
Solo en algunas situaciones muy particulares en las que el trabajo suponga deportes de contacto o riesgo de golpes podría llegar a estar contraindicado volver al trabajo antes de un plazo de un año. Esto se debe principalmente a que la medicación que se toma hace que la sangre esté más líquida. Estas profesiones que exigen esta pausa por la colocación de un stent son muy específicas como profesores de boxeo, paracaidistas o judokas profesionales.