Angina de pecho: síntomas, diagnóstico y tratamiento

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¿Qué es una angina de pecho?

Las anginas de pecho son estrecheces que se producen en las arterias coronarias, generalmente por acumulación de colesterol.

Estas estrecheces en las arterias hacen que el corazón no reciba sangre suficiente y que por lo tanto el músculo sufra para seguir funcionando con normalidad.

Las anginas de pecho pueden ser repentinas o estar casi cronificadas, su gravedad depende del flujo de sangre que deje pasar.

Las anginas de pecho son cardiopatías isquémicas, que son todas aquellas enfermedades del corazón que se caracterizan por hacer que el corazón no reciba suficiente sangre para funcionar con normalidad. Los principales tipos de cardiopatías isquémicas son los infartos de miocardio y las anginas de pecho.

En general, las anginas de pecho requieren ser evaluadas por un cardiólogo.

Tipos de anginas

Las anginas se clasifican teniendo en cuenta su estabilidad. Aunque existen otros tipos de anginas, lo más habitual es clasificarlas entre:

  • Angina de pecho estable: La arteria está obstruida de forma constante. Sin embargo, la obstrucción deja pasar un cierto flujo de sangre suficiente como para que el corazón realice sus funciones en situación de reposo.
  • Angina de pecho inestable: es un amago de infarto. La arteria se bloquea de forma repentina pero se desbloquea sola.

Síntomas de las anginas de pecho

Los síntomas de la angina de pecho son muy similares a los síntomas del infarto.

Sin embargo, los síntomas de las anginas de pecho estables suelen producirse ante situaciones de esfuerzo, como mientras se realiza ejercicio, ya que en estas circunstancias el corazón sufre porque necesita bombear sangre a mayor velocidad de la que recibe debido a la obstrucción en la arteria que provoca la angina.

No es habitual que la angina provoque síntomas en reposo, si ocurren, es importante llamar a urgencias ya que puede estarse produciendo un infarto agudo de miocardio.

Al igual que el dolor aparece ante esfuerzos, es también habitual que desaparezca rápidamente al detener el esfuerzo.

Los síntomas de la angina de pecho más habituales son:

  • Dolor opresivo en el pecho, como si una losa lo estuviera presionando. Es habitual que se extienda el dolor al brazo izquierdo u otras zonas como la mandíbula o la espalda.
  • Sensación de náuseas y vómitos.
  • Mareos.
  • Sudor frío y abundante.
  • Palpitaciones fuertes.
  • Dificultad para respirar (disnea).

Ante estos síntomas, se debe acudir a valoración cardiológica, ya que la situación puede empeorar y derivar en un infarto de mucha mayor gravedad.

Diagnóstico de una angina de pecho estable

Antiguamente, la angina de pecho se diagnosticaba de forma clínica. Un diagnóstico clínico significa que si un paciente le contaba a un médico unas molestias que se correspondan con los síntomas típicos de las anginas, se le diagnosticaba de angina de pecho sin hacer más pruebas.

Aunque el diagnóstico clínico suele ser bastante acertado cuando se tienen en cuenta los factores de riesgo cardiovascular de cada paciente, hoy en día se usan otras métodos de diagnóstico de anginas como:

  • La prueba de esfuerzo: que analiza cómo responde el corazón ante esfuerzos físicos.
  • Electrocardiograma: para identificar los patrones típicos de un ECG de angina de pecho
  • La ecocardiografía de estrés.
  • La gammagrafía cardíaca.

También se puede diagnosticar la angina estudiando cómo son las arterias del corazón con un angio-TAC de arterias coronarias o con una coronariografía mediante cateterismo, para lo cual se requiere una intervención.

Tratamiento de una angina de pecho

Los principales tratamientos para que no duela la angina (o tratamientos antianginosos) son:

  • Fármacos vasodilatadores basados en los nitratos, como los tradicionales parches de nitroglicerina, o vasodiladores como los calcio-antagonistas.
  • Betabloquentes, que hacen que el corazón trabaje más lento y relajado.
  • Existen fármacos más nuevos, como la ranolazina, que intentan que las células del corazón aprendan a funcionar con normalidad con menos recursos.
  • Medicación para el colesterol, para tratar de controlarlo en niveles que eviten que aumenten las estrecheces de las arterias.

Además de los tratamientos para reducir los síntomas de las anginas, es importante tomar un antiagregante como ácido acetilsalicílico (aspirina) a dosis bajas. Esto es para intentar reducir el riesgo de que sobre una de esas estreches en las arterias se haga un trombo que provoque un infarto.

Hoy en día se suele optar por arreglar las obstrucciones para quitar la angina de pecho a través de una intervención. Aunque todos los procedimientos tienen riesgos, cuando las estrecheces afectan a arterias importantes suele ser más recomendable repararlas. Esta decisión debe ser siempre tomada por un especialista de forma individual para cada paciente.

Existen dos principales formas de reparar las arterias del corazón para tratar la angina:

  • Operando a corazón abierto para poner unos puentes (bypasses).
  • Mediante cateterismo con angioplastia e implante de stent.

Hace años solo se podía hacer cirugía pero hoy en día el cateterismo es la opción más extendida en la mayoría de los casos, ya que suele resultar más segura y menos invasiva.

¿La angina de pecho es mortal?

La gravedad de las anginas de pecho está en que se pueden agravar y producir un infarto o taponar una arteria coronaria por completo, lo cual sí es una situación potencialmente mortal.

La angina se puede cronificar y ser solo relevante cuando se realizan esfuerzos o si se agrava.

En cualquier caso, la angina de pecho es una enfermedad grave. Las anginas de pecho deben ser siempre valoradas por un cardiólogo.

Factores de riesgo de anginas de pecho

Los factores de riesgo de las anginas, son los mismos que en cualquier otra cardiopatía isquémica. Los principales factores de riesgo son:

  • Colesterol alto. Para controlar el colesterol en casos graves se suelen utilizar usar estatinas, que no solo bajan los niveles de colesterol, sino que también baja el riesgo de que las placas de colesterol hagan trombos.
  • Dejar de fumar es fundamental.
  • Comer sano y con una dieta que baje la tensión.
  • Hacer deporte.
  • Mantenerse en un peso adecuado.

Hay otros factores que no dependen de nosotros o de nuestros hábitos de vida, pero que también aumentar el riesgo cardiovascular:

  • Edad: la edad aumenta el riesgo cardiovascular.
  • Antecedentes familiares y personales de cardiopatía isquémica u otras enfermedades cardiovasculares.
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